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Amour courtois

Amour courtois
Drutz et "midons"
"...Entonces me verás...y mi muerte, más elocuente que yo, te dirá qué es lo que se ama cuando se ama a un hombre..." (Pedro Abelardo a Eloísa)

sábado, 10 de febrero de 2018

La Querella de las Mujeres y Teresa de Cartagena



Con ese nombre se conoce al debate literario, académico e histórico llevado a cabo en casi toda Europa desde fines de la Edad Media hasta la Revolución Francesa: siglos XV al XVIII. Ese largo y complejo proceso pone de relieve el pensamiento secular de la inferioridad de la mujer con respecto al hombre, que, valiéndose de la cuestión física, traslada esta diferencia a la intelectual, sentimental y espiritual para justificar el ejercicio del poder en todos los ámbitos. Esta Querella surgió como respuesta a una "masculinidad inquieta" relacionada con el creciente poder femenino. Leonor López de Córdoba, Teresa de Cartagena, Hildegarda de Bingen y Christine de Pizan son algunas de las precursoras que dejaron por escrito sus inquietudes y quejas, a menudo escudadas en la captatio benevolentiae. 


Dice Teresa de Cartagena:

"Maravíllanse las gentes de lo que en el tractado escreuí e yo me maravillo de lo que en la verdad callé; mas no me maravillo dudando ni fago mucho en me maravillar creyendo. Pues la yspirençia me faze çierta e Dios de la verdad sabe que yo no oue otro Maestro ni me consejé con otro algund letrado, ni lo trasladé de libros, como algunas personas con maliçiosa admiraçión suelen dezir. Mas sóla ésta es la verdad: que Dios de las ciencias, Señor de las virtudes, Padre de las misericordias, Dyos de toda consolación, el que nos consuela en toda tribulación nuestra, Él solo me consoló, e Él solo me enseñó, e Él solo me leyó" 


Lejos de considerar a la mujer como inferior, Teresa le atribuye la complementariedad con respecto al varón. En la dicotomía espacial exterior/interior, se ve representada la masculinidad/femineidad y la expresa en la metáfora de la corteza y el meollo. La preeminencia física del hombre no implica una espiritual o intelectual.


Dice Teresa “la fortaleza e rezidunbre de las cortezas guardan e conservan el meollo...”. El hombre/corteza protege a la mujer/meollo, la cual, a su vez, lo nutre y fortalece. Así como las plantas necesitan de ambas partes para su preservación, del mismo modo la humanidad necesita del hombre y la mujer. El meollo debe ser protegido para poder cumplir con su función nutriente: en el interior (de las plantas / casas) se dispone todo lo necesario para que el ciclo vital continúe su rumbo; afuera, en la corteza / calle está el ámbito propiamente masculino, con su función protectora y proveedora de materias primas que el interior se ocupará de elaborar.  





Bibliografía:

  • Cartagena, Teresa de. "Arboleda de los enfermos" y "Admiración operum Dey". Cortés Timoner, María Mar. Teresa de Cartagena: primera escritora mística en lengua catellana. Málaga: Universidad de Málaga/Atenea, 2004, pp. 263-275.
  • Vidal, Mónica. "Los espacios en la obra de Teresa de Cartagena".  IX Congreso Argentino de Hispanistas, 27 al 30 de abril de 2010, La Plata. El hispanismo ante el bicentenario. Disponible en Memoria Académica. http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.1182/ev.1182.pdf 

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